martes, 19 de enero de 2016

La política y ¿Mario Hart?


Hasta dónde hemos llegado. Imagen: elpopular.pe

Luego de que se hiciera público que el ex guerrero Mario Hart podría ser candidato al Congreso por la coalición APRA-PPC, y luego de que la tía Lourdes se rindiera en piropos ante Mario (“representa a la juventud que quiere una vida digna”), en algunos medios y en redes sociales se ha criticado la presencia del ex de la Baigorria en esta campaña electoral.

Si bien es cierto que su candidatura ha sido ya descartada (el congresista aprista Javier Velásquez Quesquén ha declarado que Mario Hart fue una posibilidad pero que ya no), sin embargo ha quedado un sabor amargo en cierto sector de la población.

Y es que ¿tuvo Mario las cualidades para ser un posible congresista de la República? La joven militante del Partido Socialista, Sigrid Bazán, en su artículo de hoy publicado en el diario La República sostiene que Hart nunca ha tenido relación alguna con la coyuntura política peruana.

“¿Piensan que los jóvenes que marchamos en contra de un Tribunal Constitucional elegido a dedo y que en las calles le dijimos NO a la flexibilización de derechos laborales, veremos en Hart un líder en el Congreso? ¿Acaso él o sus compañeros se han pronunciado alguna vez sobre algo fuera de sus intereses? ¿Acaso sus líos personales expuestos en televisión son suficientes para “liderar” o “representar” a algún joven?”
Sigrid, tú sí. Imagen: Facebook de Sigrid Bazán

Los cargos de congresista o Presidente de la República son cargos políticos: ¡Necesariamente tienen que ser ocupado por políticos!; es decir, personas que han dedicado buena parte de su vida a atender (activamente o no) los problemas que incumben a su polis (ciudad, nación).

El problema es que, en nuestro querido Perú, hemos tenido de todo en el Congreso: voleibolista, comentarista deportivo, vedette, actriz, etc. El resultado: la calidad de nuestra política peruana se encuentra hoy en un nivel demasiado bajo.

Jajaja, ¡basta! Imagen: Salvaje Digital.

La crisis de la política peruana es real: no contamos con partidos políticos serios. La consecuencia: con el tiempo tampoco tendremos políticos de carrera, sino personajes que, de un día a otro, se aventuren a participar en política. Mario Hart es un claro ejemplo de ello.

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