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Así como el amor puede ser motivo de inmensa dicha y alegría, también el amor puede ser motivo de gran tristeza y dolor. Y es que, en todo afecto que tengamos hacia otra persona, existe siempre la posibilidad de ser correspondidos o no. Es lo que se llama la contingencia del amor.
Estas dos caras del amor no
son ajenas al ser humano. Me arriesgo a decir que toda persona las ha
experimentado en algún momento de su vida. ¿Quién no se ha sentido infinito
amando y siendo amado al mismo tiempo? ¿Quién no ha sentido el silencio del
mundo cuando no se es correspondido?
La razón de este post es hablar sobre el lado triste del
amor, del que creo se ha escrito ya bastante, más incluso que del lado alegre
del amor.
¿Qué hacer, entonces, cuando
no te quieren? Walter Riso, en una entrevista radial, mencionó lo siguiente: “Si
alguien no te quiere, estás perdiendo el tiempo. Deponga las armas y sálgase…
¡El amor es siempre recíproco! Nunca es a cambio de nada. Si a usted no le
corresponden claramente, ¡salga corriendo!”
Cuando no te quieren, lo
primero que tienes que hacer es aceptar la realidad (la realidad de no ser
correspondido) y actuar ante esa situación. ¿Por qué Riso propone
alejarse? Porque ocurre que, muchas veces, tomamos la mala decisión de
continuar al lado de la persona que no nos corresponde tan solo por esperar el
milagro de que algún día se enamore de nosotros. Como diciendo: “Si
sigo a su lado, tal vez algún día me quiera.”
Este tipo de decisiones, más
que darnos una luz de esperanza, son motivo de gran dolor. “Esperar a que te
quieran puede ser una de las experiencias más humillantes y tristes.” (Walter
Riso, “Los límites del amor”). Pues el
amor es siempre cosa de dos. “Se necesitan dos personas, dos ganas, dos
necesidades, dos que quieran querer.” (Walter Riso, “Manual para no morir de amor”).
No
se puede ser amigx de la persona de quien estas enamoradx.
“Es prácticamente imposible
ser amigo o amiga de la persona que todavía se ama. Los que defienden lo
contrario no saben de qué están hablando.” (Walter Riso, “¿Amar o depender?”)
Continuar una amistad con alguien de quien aún estamos enamorados, puede resultar una experiencia sumamente dolorosa. Y es que cualquier gesto de amistad de la otra persona (una mirada, un saludo, una broma) se podría malentender como un gesto de amor. Ojo que la única diferencia entre una relación de pareja y una relación de amigos es el contacto físico (amor erótico).
Continuar una amistad con alguien de quien aún estamos enamorados, puede resultar una experiencia sumamente dolorosa. Y es que cualquier gesto de amistad de la otra persona (una mirada, un saludo, una broma) se podría malentender como un gesto de amor. Ojo que la única diferencia entre una relación de pareja y una relación de amigos es el contacto físico (amor erótico).
Ser amigx de quien no te
corresponde solo es posible en la medida que se tenga un alto grado de madurez. Para ello, es
necesario el convencimiento firme de que la otra persona no puede, y no podrá, corresponder a tu afecto. Sin ilusiones, sin esperanzas. La realidad aquí y
ahora. Y, por supuesto, dispuesto siempre a que, en el cualquier momento,
cuando menos te lo imaginas, tu “amigx” te presente a su nueva pareja.
Hola,
soledad.
Estar solo, por un tiempo,
no es tan malo como lo pintan. “No es tan malo vivir solo. Yo la paso bien,
decidiendo a cada instante lo que quiero hacer; y gracias a la soledad me
conozco, algo fundamental para vivir” (Facundo Cabral).
Walter Riso, en su libro “¿Amar o depender?”, nos ofrece una excelente
apología de la soledad. Aquí unos extractos:
ü “Has las paces con la soledad. Ya no le
tengas tanto miedo. Ella no muerde, acaricia. Incluso puede hacerte cosquillas.
Es verdad que a veces nos sobresalta, pero nos enseña.”
ü “Saca a pasear tu soledad con garbo y
decoro. Airéala. No la escondas como si fuera un acto de mal gusto. No te
avergüences de andar con ella. Muéstrate como un ser independiente.”
ü “Si eres un persona que no tiene pareja
y se siente sola, no te apresures a buscar a alguien con la desesperación del
adicto. No te pegues de la primera opción. La experiencia me ha enseñado que
cuanto menos se busque el amor, más se encuentra… Borra el cartel de tu frente:
‘busco pareja’, y cambia su contenido por uno más decente: ‘estoy bien así’.”
Conclusiones.
Cuando no te quieren, lo
mejor es alejarse de la persona que no puede corresponderte. Recuerda que “la
peor forma de extrañar a alguien es estar sentado a su lado y saber que nunca
lo podrás tener” (Gabriel García Márquez, “Trece
líneas para vivir”).
Continuar una amistad con
alguien de quien aún estás enamoradx puede ser una experiencia sumamente
dolorosa. Solo es posible si tenemos un alto grado de madurez y de realismo,
sin ilusiones ni esperanzas.
No le temas a tu soledad.
Ella tiene mucho por enseñarte. Te ayudará a que te conozcas mejor, que sepas
quién eres y de qué estás hechx.