Para quienes estamos
cansados de los narcoindultos de Alan, del fujimorismo de Keiko, de los lobbies de Kuczynski, la candidatura de
Verónika Mendoza resulta ser una luz de esperanza en estas elecciones
presidenciales.
¿Por qué decimos esto?, ¿qué
diferencia a Verónika Mendoza de los políticos tradicionales que hemos
mencionado líneas arriba y sobre quienes recaen serios cuestionamientos? En estos
siguientes fotochecks (no hemos
encontrado otra forma para hacerlo) te lo vamos a explicar mejor.
1. Alan García.
Sobre Alan García pesará
siempre el tema de los narcoindultos (basta revisar los comentarios en redes
sociales para conocer el sentir popular al respecto). Y aunque ahora diga que sobre
eso debe responder Miguel Facundo Chinguel (entonces presidente de la comisión
de gracias presidenciales [que es un cargo de confianza, a propósito]), lo
cierto es que García firmó esos narcoindultos. Sus más acérrimos defensores lo
justifican sosteniendo que el indultar es una facultad constitucional y que lo
hizo con el fin de reducir la sobrepoblación en las cárceles. Pero, vamos, ¿por
qué necesariamente tuvo que indultar también a narcotraficantes? ¿Es que acaso
no habían otros reclusos por delitos mucho menores que el narcotráfico?
Otro tema que llama
seriamente la atención sobre Alan García es el caso Gerald Oropeza (presunto
narcotraficante y militante del partido aprista). Durante el gobierno de García,
SERGERO S.A.C (empresa de la familia de Gerald Oropeza) firmó contratos
millonarios con varios organismos del Estado (entre ellos, el Ministerio
Público, por ejemplo). Más aún, en un audio encontrado en el celular de Gerald Oropeza
éste se jacta que “su tío Alan” lo protege y que “toda la batería” del tío Alan
está a su disposición. Obliga la pregunta: ¿El “tío Alan” del que habla Gerald
es Alan García?
2. Keiko Fujimori.
Luego de su nuevo discurso
en la Universidad de Harvard, Keiko Fujimori intenta lavarle la cara al
fujimorismo. Pero no se puede negar que durante el gobierno de su padre ocurrieron
hechos lamentables y criminales como las esterilizaciones forzadas a más de
200.000 mujeres (en su mayoría, mujeres indígenas). Keiko, en este caso, responsabiliza
solo a los médicos que practicaron estas esterilizaciones pero no reconoce que
estos crímenes fueron parte de la política de Alberto Fujimori en su “lucha
contra la pobreza”.
El
fujimorismo justifica el Autogolpe del 5 de abril del 92. Kenji Fujimori, por
ejemplo, sostiene que el autogolpe cometido por su padre fue una “medida
excepcional” y no un atentado contra el Estado de Derecho, como en realidad fue.
Lo
último relacionado con el fujimorismo y Keiko es la censura de la página de La
República en Facebook por la publicación de una investigación periodística
sobre los familiares prófugos de Keiko. Se le acusa a los llamados “fujitrolls”
(grupúsculo de fanáticos fujimoristas que atacan por las redes sociales a los opositores
del fujimorismo) de ser los responsables de esta censura. Y aunque el
fujimorismo ha salido a decir que ellos no están detrás de esta censura, lo
cierto es que tampoco han reprochado a los responsables de esta censura a la
libertad de prensa.
3.
Pedro Pablo Kuczynski.
Muchas
acusaciones caen sobre PPK. Pero la más grave de todas es su pasaporte norteamericano.
En efecto, preocupa porque, para poseer la nacionalidad norteamericana, PPK ha tenido
que jurar lo siguiente: “Renuncio
absolutamente y por completo, y abjuro [detesto] toda lealtad y fidelidad, a cualquier Estado o soberanía extranjera de
quien o de cual haya sido sujeto o ciudadano antes de esto. Apoyaré y defenderé
a la Constitución y las leyes de los Estados Unidos de América contra todo
enemigo extranjero y nacional.”
¡Kuczynski
ha renunciado a su fidelidad y lealtad al Perú!
Según
declaraciones de la misma Verónika Mendoza, PPK ha actuado en el MEF (cuando
fue Ministro de Economía) y en la PCM (cuando fue Primer Ministro) dando más
interés a sus clientes personales que al Perú.
Hay
que recordar, además, que Kuczynski prometió en las elecciones pasadas
renunciar a su ciudadanía norteamericana, lo cual no hizo ni ha hecho hasta
ahora.
4.
Verónika Mendoza.
Este
4 de octubre, Verónika Mendoza ganó las elecciones internas del Frente Amplio (elecciones
a la cual cualquier peruana o peruano podía ir a votar llevando solo su DNI) que
la eligió como la candidata de dicho frente para la Presidencia de la
República. Es decir, no fue escogida por su apellido ni porque tiene plata ni
porque el partido es suyo. Verónika ganó porque así lo decidieron los más de
30.000 peruanas y peruanos que fuimos a votar aquel domingo.
A diferencia de Alan, Keiko
y PPK, que proponen casi lo mismo y prometen más de lo mismo, Verónika Mendoza
ha marcado distancia con su discurso: “Yo
me considero de izquierda en el sentido de que reivindico la defensa de lo
público antes que de lo individual, en el sentido en que reivindico la justicia
social y, por lo tanto, la igualdad de oportunidades.”
En efecto, Verónika propone
un Estado más participativo en las políticas públicas que establezca reglas
claras para que no se cometan abusos, excesos y se respeten los derechos de los
ciudadanos en términos laborales, ambientales y sociales.
Y ante quienes sostienen que
Verónika Mendoza es joven y que su juventud va a afectar su desempeño político,
les suelta la siguiente joyita: “Hay
otros que efectivamente tienen mucha más experiencia, pero experiencia en
robar, experiencia en indultar narcotraficantes, experiencia en hacer negocios
a través del Estado para las empresas a quienes asesoraron. Llevo, además, diez
años en política, cuatro años en el Congreso, soy presidenta de la Comisión de
Descentralización, conozco el Estado, sé cómo funciona y sé lo que hay que
hacer para transformarlo y para ponerlo al servicio de la gente.”