lunes, 28 de diciembre de 2015

El factor Julio Guzmán.

Desde hace ya algún tiempo, el candidato de Todos Por el Perú, Julio Guzmán (o Alan Harper para los amigos) se ha convertido en el candidato sensación de las redes sociales al punto que ya cierto sector de la prensa comienza a preguntarse si no será Julio Guzmán el nuevo outsider de la política peruana.

¿Quién es este Pokemón? Imagen: taringa.net

Con más de 250 mil seguidores en Facebook, más de 15 mil 500 en Twitter y más de 7 mil suscriptores en Youtube, Julio Guzmán se ha vuelto una suerte de rockstar peruano, al punto que ya cuenta con una gran cantidad de seguidores, conocidos como los Juliolovers.

Ahora bien, ¿cómo así Julio Guzmán ha llegado a ser tan seguido en las redes sociales? ¿Es cierto que es el nuevo outsider de la política peruana? ¿Es verdad que se parece a Alan Harper? Veamos.

Julio Guzmán llamó la atención con un video donde rechaza hacer el tan usado “bailecito electoral jala voto”, porque, como él llega a decir, “el Perú necesita soluciones serias y no políticos que hagan tonterías”. Aquí el video.



Desde entonces, Julio despertó las esperanzas de los jóvenes y no tan jóvenes peruanos y peruanas que esperaban un candidato distinto, totalmente desligado de los políticos tradicionales (léase Keiko, Alan, Toledo, PPK) y de la política tradicional.

Por esa razón, comenzó a llamársele el “outsider de estas elecciones”; es decir, alguien que no pertenece a la clase política que ha gobernado el país, desde el Congreso o desde el Ejecutivo, los últimos 25 años.

Además, Julio Guzmán es un hombre que conoce al Estado por dentro. Ha sido secretario general de la PCM y viceministro de Producción. Asimismo, cuenta con un Phd. en políticas públicas, ha trabajado durante diez años en el Banco Interamericano de Desarrollo, ha realizado estudios de posgrado en la Universidad de Oxford. Resumiendo: el hombre se parece a Tony Stark (Fuente del chiste: Utero.pe).

El problema con Julio Guzmán es que no es político, es técnico. Por ser outsider, Julio carece de experiencia política. Y en política no hay que ser ingenuos. Y Julio lo es. Esto se ve reflejado en lo abstracto de su discurso y sus propuestas. Por ejemplo, en el tema de la inseguridad ciudadana, donde se ha analizado hasta la saciedad que es un problema tanto de la PNP, el Poder Judicial y la Fiscalía, que pasa por la reforma profunda de estas instituciones sumidas en la corrupción y donde existen grandes intereses partidarios, Julio propone “crear un cuerpo de élite de 10 mil policías con apoyo de inteligencia de las FF.AA.” (Fuente: Facebook de TPP).

Otro ejemplo de lo abstracto de sus ideas se ve en una entrevista realizada en RPP donde Raúl Vargas y Patricia del Río le hacen caer en la cuenta de lo general que es su discurso.




Lo que le falta a Julio Guzmán para ser el Pablo Iglesias peruano.

En España, Pablo Iglesias también es un político que personifica el descontento de muchas y muchos españoles hacia los partidos políticos tradicionales (léase el Partido Popular [PP] y el Partido Socialista Obrero Español [PSOE]).

El partido de Iglesias, Podemos, en estas últimas elecciones se ha posicionado como la tercera fuerza política de su país a tal punto que tanto el PP como el PSOE tienen que negociar con Podemos si es que desean gobernar España.

Es ostensible la intención de los asesores de campaña de Julio Guzmán por hacer pasar al TPP como el Podemos peruano. El color del TPP es un claro ejemplo de ello.


Aquí, casual, Pablo Iglesias en un mitín. Imagen: aventar.eu


Ya pues, Juliolovers, no se la lleven fácil. Imagen: Facebook de Julio Guzmán.
Pero Julio y el TPP están demasiado lejos de ser o parecerse al Podemos de Pablo Iglesias. Pablo Iglesias es mucho más polémico, ciertamente quiere una reforma profunda del Estado, identifica a los responsables del atraso español (con nombre propio) y los denuncia. Critica a los políticos tradicionales como Mariano Rajoy (PP) y Pedro Sánchez (PSOE) sin ningún tipo de condescendencia y con un lenguaje no visto antes en la política española. Aquí un pequeño ejemplo.



Así las cosas, si Julio Guzmán quiere ser visto como un candidato desligado de los políticos tradicionales, no basta la buena intención y la honestidad (que él lo tiene). Hay que tomar posición. Jugársela por unos para descontento de otros. Y, sobre todo, ser más político y menos técnico. Entender que, si vivimos en una polis, necesariamente hay que hacer política. El hombre apolítico no existe y, si existe, vive ajeno a la realidad.

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